viernes, 7 de septiembre de 2012

REFLEXIONES POR JUANMA MORENO.

Un un buen amigo, de charlas y reflexiones, Juanma Moreno, me ha hecho este especial regalo, que deseo compartir con todos.
Martin.
telopegr.
Namasté.

REFLEXIONES.

Reflexiones :-)

Los cambios sociales están predestinados de forma inevitable a crear una sociedad mejor.
A veces la humanidad tiene la sensación de que no es así y culpamos a todo lo que hemos creado porque, tarde o temprano, nuestra vida puede ir a peor. Evidentemente la sensación de cada persona acerca de lo que es mejor o peor para cada uno es diferente, pero todos compartimos una sensación u objetivo común: la felicidad personal.

La felicidad personal es parte de nuestro ego, pero el ego tendrá mayor o menor importancia para cada cual en función de cada persona, puesto que el egoismo no puede medirse ni calcularse. Aunque no podemos medirlo, sí que tenemos la libertad de asignarle una unidad de medida y ahí está el error. Cuando algo no lo podemos medir no tenemos que inventarnos unidades de medida. ¿Es correcto medir el egoismo en función del dinero que tenga cada persona?

Las percepciones sobre los conceptos que tenemos acerca de cosas como el dinero tienden a aceptarse como unidad de medida de aquello a lo que no puede asignarse, debido a su naturaleza, ninguna unidad de medición. No todo el mundo tiene el mismo concepto acerca del dinero, pero no por ello tenemos que juzgar el egoismo de una persona en base a su cantidad de dinero. No creo que haya ningún sentimiento que pueda juzgarse asignando valores tan materiales como el dinero. Los sentimientos siempre los valoramos en función del amor, o de lo que cada uno entiende por amor.

Tampoco podemos calcular el amor, solo sabemos que puede ser maravilloso o una carga difícil de llevar. Todos lo sabemos, puesto que la libertad de cada persona para apreciar el amor es lo que nos hace libres. Los padres, hermanos, madres, abuelos, hijos, amigos... lo sabemos. El amor es una engergía incalculable ni cuantificable, pero sí cualificable. Coincidimos en que es una energía necesaria para la supervivencia y calidad de vida. Tenemos además la suerte de saber que es una energía inagotable y que, junto con la vida, se nos otorga al nacer. Aprender a vivir con amor es aprender a vivir feliz.

Queremos vivir felices para dejar un mundo mejor a los que tengan que cuidar de la Tierra. De todos, ese podría ser el objetivo más compartido en el mundo. Cada día somos más conscientes de que ese objetivo es común y es en ese momento cuando empezamos a despertar y cuando podemos dirijir nuestras vidas de una forma más responsable, pero no por ello menos emocionante y divertida. La humanidad es consciente de esto y al ser una forma de vida evolucionada e inteligente está haciendo los pasos necesarios y en los tiempos necesarios para que la felicidad de cada persona pueda aportar su granito de arena a la felicidad del grupo. El Universo es tan inmenso que sabemos que no todo está al alcance de nuestros sentidos. Hay tanta materia y tanta energía visible e invisible que cada persona pueda saltar a cada realidad de una forma imperceptible y generándola con el suficiente tiempo como para poder garantizar su aportación a realidades comunes.

La felicidad tiene millones de matices y además es contagiosa. El amor es su fuente inagotable de energía. Vivimos por y para la felicidad pero solo somos propietariois de la nuestra. Nuestra intuición sabrá darnos las pistas sobre cómo administrarla mejor para que siempre podemas disponer de ella.

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