miércoles, 26 de septiembre de 2012

TIEMPOS MUY BUENOS POR MABEL KATZ

e
stos tiempos son muy buenos, aunque
no lo parezcan porque ya no tenemos
opciones de vernos como víctimas, o de
sentir que Dios se ha olvidado de nosotros
y no nos escucha. Son tiempos de
grandes e importantes cambios, y mientras
nos mantengamos conscientes y no nos enganchemos
en el tren de las malas noticias, vamos a ir
bien.
En mi trabajo de Zero Frecuency®, la Frecuencia
Cero, hablamos de cómo situarnos en la corriente de
la vida que conduce al lugar perfecto, en el momento
correcto con la gente adecuada. Ahora bien, ¿qué hacemos
frente a lo que está ocurriendo? Pues nos preocupamos,
pensamos, nos conectamos con nuestros
miedos. Todo esto no nos pone en esa Frecuencia Cero,
absolutamente lo contrario: nos saca del camino de la
vida, de la sincronía, de aquello que en realidad somos.
Nosotros no somos esos miedos ni esas preocupaciones.
Estamos mal educados; el pensar y el preocuparse
son nuestras adicciones. Las “malas” noticias vienen
para darnos la oportunidad de soltar y de liberarnos,
para así atraer lo que es correcto en nuestra vida.
Hemos estado tan dormidos que ahora no existe otra
posibilidad que despertarnos. No tenemos otra salida.
Por eso, cuando tratamos de ir contra la corriente se
nos hace tan duro y difícil.
Un desempleado puede decir: “Perfecto, Mabel,
entonces concretamente qué hago”. Bien, en primer
lugar, saber que no puedes solo, y entonces tienes que
soltar y pedir ayuda a Dios, al Universo, como cada
uno lo comprenda, lo crea. Pedir a esa mente superior
a nosotros, que nunca nos abandonará y menos ahora
si pedimos ayuda.
Además, comprender que la ayuda no viene cuando
estamos pensando o preocupados. Debes estar lo suficientemente
consciente para no engancharte y darle
permiso a Dios para que te ayude.
La forma de pedir debe ser la que a uno le funcione.
Cuando vamos a la iglesia, en verdad no tendríamos
que ir a pedir, sino a dar gracias. ¡Hay miles de cosas
por las que sentirnos agradecidos…! pero nunca las
valoramos porque siempre focalizamos aquello que
nos parece que falta.
Si me echaron del trabajo, digo gracias, no me preocupo.
Tengo que saber en mi corazón que no estoy
solo, que todo lo que necesito vendrá (no sé de dónde,
pero va a venir) cuando lo requiera. Y atención: un mes
antes no. Tendré el dinero del alquiler cuando deba pagarlo,
un mes antes no porque las cosas no funcionan
así.
Debo confiar en mi corazón que esto pasará. No le
tiempos
muy buenos
Mientras estemos
conscientes y no nos
enganchemos en el tren
de las malas noticias,
vamos a ir bien
Mabel Katz
septiembre 12
tú mismo 27
haré caso a mi intelecto, a mi memoria… Pensamos
que todo lo que ha pasado se repetirá; no es verdad.
Se repite si no cambio mis patrones mentales, dándome
cuenta de que hay una parte mía que siempre me
está cuidando, que ya sabe cuáles son todas mis responsabilidades,
que me quedé sin trabajo, y que ahora
le debo dar permiso para que me muestre qué es lo
próximo.
Hay varios temas para reflexionar con respecto a
quedarse sin trabajo. Por ejemplo, que si no nos echan,
no nos vamos. ¡No estamos en el lugar correcto y por
eso nos tienen que echar! Cuando una puerta se cierra,
hay otra dispuesta a abrirse de inmediato, pero
generalmente no le damos permiso para que lo haga
porque no confiamos.
Otra cuestión muy importante es que creemos que
necesitamos un trabajo porque el dinero viene sólo por
trabajar. Tenemos esos programas mentales que nos
dicen que el trabajo es algo que no nos gusta, pero
que tenemos que hacerlo por necesidad. Ellos corresponden
al viejo paradigma. Comprendamos que nos
echan del trabajo porque llega el momento de crear
lo propio, no porque hay que ir a buscar otro trabajo.
Todos tenemos talentos únicos, naturales, cosas que
hacemos fácilmente. Pero precisamente porque resultan
fáciles no nos damos permiso para hacer dinero
con ellos. Decimos “esto lo puede hacer cualquiera,
¿cómo voy a cobrar por esto?”. Esos talentos son naturales
porque es lo que tenemos que hacer… Siempre
vamos contra la corriente, en lugar de dejarnos llevar
por la vida.
Si no recordamos quiénes somos, el poder que tenemos
y cómo estamos cuidados, sin consentir que nos
protejan, no tenemos chance. Es momento de subirse a
los botes, algunos irán en primera clase y otros nadando…
Todos volveremos a casa, de una forma u otra.
Esto volverá a ser el paraíso y, si Dios lo permite, me
gustaría quedarme para verlo.
Ha llegado el momento de confiar, de dejar de pensar
y de preocuparse, y de seguir a Dios. Muchos cambios
sucederán porque nos hemos confundido demasiado,
creyendo que sabemos y esto lo vamos a resolver. La
Tierra hará los cambios que deba realizar, con o sin
nosotros.
Para mí el mundo perfecto, el paraíso, es donde todos
hacemos lo que amamos, lo que nos encanta hacer,
lo que haríamos aunque no nos pagaran, porque nos
da una inmensa satisfacción. Seguir esa pasión interior
es seguir una brújula que nos lleva al lugar perfecto,
en el momento adecuado con la gente apropiada. Lo
único que se requiere es confiar, ser uno mismo, volver
a ser niño otra vez, sin preocupaciones, dejándonos
llevar. Así le daremos permiso a esa parte nuestra que
ve mejor para ubicarnos en el sitio perfecto. Las cosas
fluirán, es la ley del universo. No hemos venido a sufrir.
Es el momento de creer otra vez en nosotros, haciendo
lo que está en nuestro corazón, no en nuestra mente.
Lo que aprendimos que está bien o está mal, eso
son solo creencias que tenemos el poder de cambiar.
Entonces, cuando soy yo mismo, estoy en esa Frecuencia
Cero, en sintonía, puedo escuchar más claro.
Nuestro trabajo es el de estar en el presente. Cada
vez que digo gracias vuelvo al presente, confío. En el
presente nunca me falta nada, tengo todo lo que necesito.
Hay que confiar en uno mismo y cuando practicas
Ho'oponopono empiezas a creer. Yo misma no era creyente,
pero hoy no tengo dudas de que Dios existe. La
idea es que debo admitir que Dios sabe más que yo, no
importa cuántos títulos universitarios haya obtenido o
qué tan inteligente sea. Tengo que conectarme con la
sabiduría del corazón.
Einstein decía que el conocimiento es una extensión
de nuestra esfera de ignorancia, cuanto más información
manejamos más alejados de la verdad estamos. Somos
seres “peligrosos”, pensamos que sabemos…

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